LA SOMBRA DEL CIPRÉS ES ALARGADA - MIGUEL DELIBES - 13/05/08

Se nos obsequió, a los miembros del Club de Lectura, con EL LIBRO DEL LECTOR:

Resalto las siguientes palabras, que aparecen en la presentación:

LA IDEA DE QUE EL HÁBITO DE LEER REPORTA TAL RECOMPENSA, ESTÁ TAN ÍNTIMAMENTE UNIDO AL CRECIMIENTO INTEGRAL DEL SER HUMANO QUE NO NOS PODEMOS PERMITIR EL LUJO DE PRESCINDIR DE ÉL. AL CONTRARIO, ES TAREA DE TODOS COMPARTIR Y EXTENDER LOS BENEFICIOS QUE VIVIMOS DESDE NUESTRO PAPEL DE LECTOR.

Después comentamos la novela de Miguel Delibes.

Nos resultó sorprendente, y en absoluto desfasada, pese a que han pasado más de cincuenta años desde que se publicara por primera vez.

Al leerla se tuvo la sensación de estar degustando una narrativa de gran calidad.

Consigue en la novela lo que ocurre en la vida real, parece como si los años de la niñez y adolescenia nos transcurrieran muy lentamente, y que los años siguientes de nuestras vidas pasan en un pispas. Pues esos ritmos se consiguen en la narración, igualmente el ritmo de los primero años del protagonista son lentos y el resto más rápidos.

Vas leyendo la novela esperando que no ocurra lo que te temes que va a ocurrir, y al final ocurre.

La novela es circular y sólo se cierr cuando Alfredo mira hacia atrás y ve que todo queda allí encerrado tras las murallas.

COMENTARIO EXTRAÍDO DE INTERNET

La novela es una narración tradicional en cuanto a andadura y recursos expresivos, que se desarrolla en una Ávila no "protegida" por sus murallas, sino "encerrada" por ellas.
La primera parte describe la vida del protagonista y narrador, Pedro, cuando es niño. Es huérfano y su tío lo deja a cargo de un maestro con una visión pesimista de la vida, reforzada por la muerte del mejor amigo de Pedro.
En la segunda parte, el protagonista se ha convertido en marino e intenta escapar del pesimismo. Se enamora de una mujer, pero también a ella la pierde debido a un accidente. Finalmente, encuentra consuelo volviendo a Ávila.
Con la entera novela narrada en tono objetivo, el autor nos va destapando una escena mística, dominada mayormente por el pesimismo y el sentido de muerte. Sin embargo, en la segunda parte del libro, antes de que el protagonista hubiera perdido toda esperanza en la amistad y el amor, se encontró dando un paseo al lado de una señora vieja y durante su conversación se iba enterando de la verdadera significación de la vida humana y del amor y finalmente tomó una perspectiva optimista hacía la humanidad. Con el accidente que le quitó su amante, el tono de la novela retornó inevitablemente a la del anterior. Volviendo a Ávila, fue a visitar la tumba de su mejor amigo de pequeño, Alfredo, que una vez compartía la misma habitación que Pedro. Allí en el cementario, se halla una vez más bajo la sombra alargada del ciprés que rodea la tumba.