EL FARAÓN NEGRO - CHRISTIAN JACQ - 14/10/2008




Los templos del norte de Egipto están desiertos y los dioses han caído en el olvido. La corrupción y la injusticia campan a sus anchas. Han pasado cinco siglos desde los tiempos esplendorosos de Ramsés, cinco siglos en los que el imperio se ha visto abocado a una situación insostenible de la que parece que nunca va a salir. Sin embargo, un nubio se enfrenta a dicha fatalidad: Pianjy, el faraón negro, que gobierna en su reino del Sur con sabiduría y bondad. Un solo deseo alberga en su corazón: que los dioses vuelvan a instalarse en un nuevo Egipto de justicia y amor. Pero el precio que deberá pagar para conseguirlo tal vez sea demasiado elevado; Pianjy, hombre de paz, deberá enfrentarse al libio Tefnakt, un príncipe norteño autoritario y ambicioso que pretende reinar tras unificar el país con la fuerza de las armas. La guerra es inevitable, y de la victoria de uno u otro depende la supervivencia de un mundo sabio y milenario... ¿Le bastará al faraón negro su valentía para salir vencedor de la contienda? ¿Será la magia de su esposa capaz de conseguir lo imposible? Con su nueva novela, El faraón negro, Christian Jacq se consagra una vez más como uno de los autores de bestsellers de mayor éxito del momento.

Cristian Jacq, un egiptologo, que nos transporta en cada una de sus novelas al fascinante mundo antiguo. A pesar que este escritor cuenta con muchos detractores que le acusan de repetirse en los temas que aborda, lo cierto es que poco conocen de su obra, si bien es cierto que su tema principal se basa en el antiguo Egipto y en sus respectivos faraones, cada una de sus novelas nos habla de una época diferente, que comprende desde el Imperio Viejo al imperio más reciente, viviendo en cada una de sus novelas las vicisitudes que rodearon a cada faraón.En El Faraón negro nos relata la vida de Pianjy, un faraón de origen nubio, que debe de enfrentarse a Tefnak un principe libio que pretende la unificacion de las dos tierras por medio de la sangre y el fuego.

EL EGOISTA - NATIVEL PRECIADO - 02/09/2008



La primera novela de Nativel Preciado, "El egoísta", se ha convertido en un éxito de ventas. La obra de esta prestigiosa y veterana periodista trata los últimos meses de la vida de un rico y poderoso personaje, gran coleccionista de arte y antiguo senador de designación real, a quien la enfermedad y la conciencia de la vejez asaltan repentinamente, tras sufrir un breve cuadro de amnesia.MACHE / UNO CONTENIDOSLos primeros trabajos de Nativel Preciado en el campo del periodismo aparecieron en el diario Madrid cuando aún se encontraba cursando sus estudios de Ciencias Políticas y de Periodismo. Durante los últimos treinta años de su vida ha formado parte de numerosas redacciones en prensa, radio y televisión y está considerada como una de las mejores entrevistadoras de este país.
Ahora le toca que la entrevisten a ella para que hable de "El egoísta", su primera novela que ha conseguido ser finalista del Premio Planeta 1999. Antes, Nativel Preciado ya había publicado diversos libros, entre ellos "El sentir de las mujeres" (1996) y "Amigos íntimos" (1998).
Para Nativel, "el egoísta que describo en mi novela es un retrato de una persona a la que accedí a través de una entrevista, y que una noche me contó toda su vida. Esta persona ya ha desaparecido". La soledad, la búsqueda del amor cuando la muerte se presiente muy cercana y es imposible ocultarse, y las muchas falsedades que han compuesto su vida, presiden las preocupaciones del protagonista de la novela, Baltasar Orellana. Sus últimos meses de vida forman también un apretado relato en el que la venta ilegal de obras de arte y el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico se combinan con una turbia historia de rencores y sórdidos intereses, cuyo desenlace será, probablemente, el asesinato del propio Orellana.
"Quiero recordar el día que perdí la memoria. Voy a aclarar las cosas cuanto antes. Mi pérdida de memoria fue un episodio fugaz, apenas duró un día, pero ese día devolvió mi existencia a una edad en la que ya no se espera ningún sobresalto. Mi mayor deseo hasta los 69 años era compartir la cama con una mujer joven y aparentemente enamorada, aunque tras sus gestos amorosos se ocultasen pequeñas ruindades. Poco me importaba que no me quisiera mientras fuera capaz de acariciarme, calentar mis sábanas, atenderme y susurrar falsas palabras cariñosas". Así se inicia la novela, y así comienzan también las notas que Baltasar Orellana irá escribiendo a lo largo de sus últimos meses de vida, con una sinceridad implacable hacia sí mismo, mientras intenta descubrir qué le ocurrió durante el breve período en que perdió la memoria y por qué está sometido a vigilancia.
Las notas acumuladas durante este tiempo, reunidas en una voluminosa carpeta con el epígrafe 'Grafomanías', irán a parar tras su muerte a las manos de Telma, la joven doctora que le recomendó que escribiera como forma de terapia y de la que Orellana terminó enamorándose. Telma será la única persona que lea las grafomanías del antiguo senador y, muy probablemente, la única que lloró sinceramente su muerte.
"El egoísta es la historia de Baltasar Orellana, que es un hombre influyente, impasible, soberbio, poderoso, pero a pesar de todo vulnerable. Él no se entera de que lo es hasta bien entrada la madurez, casi la ancianidad, porque tiene un breve episodio que le deja sin memoria una tarde y esa historia le enfrenta con su existencia a una edad en la que ya no esperaba ningún sobresalto. Entre el equipo de médicos que lo trata hay una doctora que es opuesta al mundo que él ha conocido siempre. Es una mujer lúcida que le hace salir por primera vez de su egolatría, de mirarse a sí mismo, y a partir de ahí empieza a revivir toda su historia, que es complicada, con episodios tristes. En medio de todo esto hay una trama más realista, que es la historia de unas persecuciones, ya que se supone que le están investigando. Es un amante del arte, es un hombre muy exquisito, y también se ve implicado en una trama de tráfico de arte, pero no es lo fundamental de la historia. Lo fundamental es que este hombre adquiere un grado de lucidez a una edad ya muy tardía y se arrepiente de muchas de las cosas que ha hecho", explica brevemente Nativel Preciado los puntos clave de su novela.




¿Una persona puede ser igual de egoísta a los 20 años que a los 60?



En cualquier caso la inmadurez del egoísmo es más propia de determinadas edades en las que estás muy pendiente de ti mismo, como es la adolescencia, por ejemplo. Los adolescentes suelen ser egoístas, en el sentido que solamente les interesa su propio yo. A partir de la madurez pienso que la evolución lógica del ser humano es que, en vez de ser egoísta o ególatra, se convierte en una persona lúcida, porque mirarse dentro de uno mismo tampoco implica ser egoísta, sino ser consciente de uno mismo y, por tanto, ser lúcido.



¿Está presente la reflexión sobre la edad en tu novela?



Las meditaciones del viejo Orellana son sobre la edad y la entrada de golpe en la ancianidad, porque él pensaba que era un hombre todavía muy atractivo, muy vigente, muy en la vida, dispuesto a vivir muchas aventuras, y de repente se da cuenta de la fragilidad de la vida y de que ha entrado de lleno en la ancianidad. Él no se veía como un anciano y le pasa como a todo el mundo, cuando ve referentes externos. Por ejemplo, una nota en el periódico "atropellado un anciano de 63 años en la calle Francisco Silvela...". Entonces él dice: "Yo tengo 69 años, ¡qué horror!", y empieza a meditar sobre el tiempo, más que sobre la edad, sobre la fugacidad de las cosas y sobre las cosas por las que ha luchado durante tanto tiempo y que al final se desvanecen porque no merecían la pena.



Hay escritores que afirman escribir para ellos mismos. ¿Cuál es tu caso?



No, es distinto. Cuando escribo no pienso nada más que en lo que quiero decir, no en quién lo va a leer. En ese momento, no pienso en los demás. Pero el acto de escribir, aunque sea un acto solitario y lo hagas pensando en ti mismo, requiere lectores. Y entonces, una vez que has terminado el trabajo lo que te gusta es que lo lea cuanta más gente mejor, no sé exactamente por qué. No sólo por revalidar lo que has hecho y pensar que ha tenido éxito, sino porque es el destino de la literatura. Y en ese caso no escribo para mí misma, ni para guardarlo, sino para que lo lean.



Si hubiera programas de televisión más amenos sobre literatura, como ocurre por ejemplo en Francia, ¿se engancharía más gente a la lectura?



Eso lo tengo escrito. Si se hicieran programas más "vivos" y en mejores franjas horarias y se promocionara un poquito más este tipo de espacios, incluso si se les da más medios a Sánchez Dragó, Sotillos o Juancho Armas Marcelo, que trabajan con escasísimos medios, hacen lo que pueden y lo relegan a horarios malos, si se fomentase eso estoy segura de que a la gente le gustarían mucho más que determinados programas que hay ahora que ya están desgastados.



De dónde sacas tus historias, ¿de vivencias personales o de la imaginación?



Mi historia, la de este libro concretamente, es una historia vivida como testigo, no como protagonista en ningún caso. No hay nada en ella autobiográfico, pero sí fui testigo de una época que se podría situar en España a finales de los ochenta, en la que se produjo una infinidad de acontecimientos que cada día representaban un sobresalto. Aquella época que yo viví desde la primera línea de la historia tenía una recámara, otros aspectos que también viví, yo y todos los que como yo trabajaban en ese momento en la actualidad política y económica. Esos otros momentos, que eran los de distensión cuando los protagonistas de aquellas historias sufrían porque se les moría un familiar cercano, o cuando les iban a meter en la cárcel, o cuando se sentían derrotados porque no había conseguido lo que se habían propuesto, las utopías que todos habían soñado, esa otra cara de la historia fue lo que me sugirió que sería bonito contarlo, que sería interesante dejar algún testimonio literario sobre aquellos personajes y aquel entorno. De eso va El egoísta. Con un sustrato realista, como es esa trama política y económica, que es sólo un apunte. Porque lo que más he tratado de realzar en la novela es el protagonista de la historia, que es una síntesis de los personajes de la época. Releyendo el libro pienso que el protagonista es un clásico que siempre ha existido y que seguirá siempre existiendo, más o menos agazapado.



Ésta es tu primera novela. ¿Está escrita por un sentido de perdurabilidad?



Te crees que, de vez en cuando, la literatura es más perdurable que la fugacidad de una crónica periodística. Pero lo perdurable no está en función de eso solamente. Llevo mucho tiempo dedicada al periodismo y me sigue gustando, para mí eso es lo perdurable. El hecho de llevar cerca de treinta años dedicada a una profesión con entusiasmo y con plena dedicación y vigencia es para mí un valor perdurable. La perdurabilidad de las cosas la tiene que determinar uno mismo. La literatura tiene menos deseos de ser efímera que una crónica, pero muchas crónicas seguidas a lo largo de una vida, o la crónica de mucha gente forman parte de la historia. Ahora la historia se hace con el periodismo más que con los historiadores, luego el concepto de "perdurable" tiene que decidirlo cada uno. Yo empiezo a tenerlo claro, después de una experiencia y una edad.



Al ser tu primera novela, ¿te has quedado exhausta al acabarla?



No, me he quedado muy satisfecha de ser capaz de dar el salto a otra cosa nueva como la narrativa. Al margen de que se trabaje con el mismo material, para mí era un gran reto ser capaz de escribir una novela. La he escrito, le han dado un premio, y estoy encantada.




LA LADRONA DE LIBROS - MARKUS ZUSAK - 17/06/2008




La ladrona de libros es un libro que se ubica en la época de la Segunda Guerra Mundial. Es la historia de una niña, Liesel, contada por la propia muerte. Nuestra narradora nos enseña como fue vista la guerra y el propio Hitler por una niña de 9 años. La historia termina cuando la niña tiene 14 años y la guerra se acerca a su fin. La niña robaba libros, un judío escribía historias y un hombre tocaba el acordeón.
La muerte vio tres veces a la niña: la primera cuando se llevó a su hermano. La segunda cuando se llevó a un piloto americano y ella lo vio. La tercera se llevó todo lo que tenía: a su mejor amigo, a su familia adoptiva y un libro que contenía su historia, sus amadas palabras, sus reflexiones, todo se lo llevaron las bombas y la muerte. Un libro hermoso y profundo, que nos enseña a amar a las palabras.