Uno de los miembros del club nos descubre que ha leído que Mineko Iwasaki es una de las antiguas geishas de Gion que ayudó en la investigación a Arthur Golden para su novela. Le pidió que omitiera su nombre por respeto a su familia y A. Golden no cumplió con su palabra y la nombra en la sección de agradecimientos de su novela. Molesta por ello y después de denunciarlo, decide contar ella misma su historia.
A la mayoría nos ha gustado, además nos ha sacado del equívoco que teníamos sobre las geishas a las que considerábamos, hasta esta lectura, prostitutas. No es así. En la novela se pormenoriza sobre los intringulis, jerarquías y funcionamiento de las okiyas, las casas en las que vivían las geishas.
También se afianza la creencia de una cultura ancestral como la japonesa, que recela
de todo aquello que pueda perturbar sus tradiciones milenarias.
Se comenta también el tema de que se recluten desde tan pequeñas a las futuras geishas y el sacrificio, el esfuerzo y trabajo continuos de éstas para convertirse en la mejor.
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