Algunos de los comentarios:
"Me costó entrar"
"Al principio estaba descolacado, un poco raro, pero acabó engachándome".
"En ciertas fases del libro me preguntaba a mi misma: ¿será verdad que yo estoy leyendo esto".
"Me he reído en muchos momentos de la lectura ".
Después de los últimos libros en los que moría alguno de los protagonistas, en esta se empeñan en que el protagonista ha asesinado a su mujer... pero, la verdad es tan inverosimil, que lo que cuenta a la policía, aún siendo la verdad no es creíble...
En muchas ocasiones lo que ocurre es tan absurdo, que es demasiado absurdo como para no ser verdad.
ALGÚN COMENTARIO SACADO DE INTERNET
Hoy quería hablarle de un libro que probablemente haya visto en alguna lista de éxitos de ventas. Eso, por sí solo, no implica que sea bueno... Hoy por hoy, la mercadotecnia consigue que se vendan productos, digamos, de poca calidad. Por eso le hablo casi siempre de libros publicados hace mucho tiempo. Si aún vale la pena leerlos, es que no son "best-sellers", sino clásicos.
No hace tantos años que apareció este "Wilt", pero es uno de los libros más salvajemente cómicos que he leído y eso, sin más, es razón suficiente para recomendárselo.
Le voy a contar el principio. El protagonista da clases en un Instituto de Formación Profesional que adereza su plan de estudios con unas pizcas de "Humanidades". Le corresponde la ingrata tarea de enseñar literatura a personas que no sienten el más mínimo interés por leer. Los aprendices de carnicero, de fontanero o de electricista son bastante refractarios, pero curiosamente los peores son los alevines de impresor.
Podría creerse que las obvias frustraciones que le causa su profesión están contrapesadas por las alegrías de su vida privada. Lejos de ser así, su matrimonio con Eva no marcha bien. Ella no es exactamente mala, pero quizá no acaba de ser la persona adecuada para compartir casa con Wilt. Cada día soporta peor sus cambios constantes para seguir la última moda en "hobbies", religión o cualquier cosa de las que "se llevan", y empieza a imaginarse un parricidio. Lo medita mientras pasea a su perro Clem.
Nada hace creer que este encantador panorama pueda sufrir variaciones... Un día Eva conoce a los Pringsheim, una original pareja de americanos, que la inician en todo un abanico de nuevas posibilidades. Invitan al matrimonio Wilt a una fiesta. En ella se producen algunos pequeños incidentes, en la línea de aquel "Guateque" que hizo Peter Sellers, pero más bestias. También aparece Judy, una muñeca hinchable, que jugará un cierto papel en la historia.
A causa del malestar que le produce la situación, Wilt abandona el lugar, deja allí a Eva y se marcha a dar una vuelta. Al llegar a casa, encuentra una nota de su esposa, que le comunica que se va de viaje con los Pringsheim. Como se ha acabado el papel higiénico, la emplea para el uso que suele darse al mismo, arrojándola después al inodoro.
Y aquí empiezan sus problemas. Eva ha desaparecido, pero él no puede demostrar que está con los Pringsheim. Cuando la policía empieza a investigar, lógicamente sospechan que la ha asesinado. Una hipótesis que todas las pruebas circunstanciales parecen fundamentar. El inspector Flint comienza el interrogatorio del sospechoso, pero el pobrecillo no sabe que nuestro hombre, después de diez años entre sus alumnos de Formación Profesional, es mucho más duro de pelar de lo que parece.
Bueno, ya está usted al tanto de la trama. Un buen narrador puede sacarle mucho jugo. Sharpe lo hace, con la gracia de que usted siempre está al tanto de todo lo que pasa. En cambio, los personajes están a oscuras...
En mi modesta opinión, y en las de las muchas personas que lo han comprado, supongo, Sharpe ha dado al mundo ese gran don que es un libro verdaderamente cómico. No es recomendable leerlo en lugares públicos, porque nos hemos vuelto tan raros que ver reír a la gente llama la atención. Y no podrá usted contener las carcajadas, se lo garantizo...
No hace tantos años que apareció este "Wilt", pero es uno de los libros más salvajemente cómicos que he leído y eso, sin más, es razón suficiente para recomendárselo.
Le voy a contar el principio. El protagonista da clases en un Instituto de Formación Profesional que adereza su plan de estudios con unas pizcas de "Humanidades". Le corresponde la ingrata tarea de enseñar literatura a personas que no sienten el más mínimo interés por leer. Los aprendices de carnicero, de fontanero o de electricista son bastante refractarios, pero curiosamente los peores son los alevines de impresor.
Podría creerse que las obvias frustraciones que le causa su profesión están contrapesadas por las alegrías de su vida privada. Lejos de ser así, su matrimonio con Eva no marcha bien. Ella no es exactamente mala, pero quizá no acaba de ser la persona adecuada para compartir casa con Wilt. Cada día soporta peor sus cambios constantes para seguir la última moda en "hobbies", religión o cualquier cosa de las que "se llevan", y empieza a imaginarse un parricidio. Lo medita mientras pasea a su perro Clem.
Nada hace creer que este encantador panorama pueda sufrir variaciones... Un día Eva conoce a los Pringsheim, una original pareja de americanos, que la inician en todo un abanico de nuevas posibilidades. Invitan al matrimonio Wilt a una fiesta. En ella se producen algunos pequeños incidentes, en la línea de aquel "Guateque" que hizo Peter Sellers, pero más bestias. También aparece Judy, una muñeca hinchable, que jugará un cierto papel en la historia.
A causa del malestar que le produce la situación, Wilt abandona el lugar, deja allí a Eva y se marcha a dar una vuelta. Al llegar a casa, encuentra una nota de su esposa, que le comunica que se va de viaje con los Pringsheim. Como se ha acabado el papel higiénico, la emplea para el uso que suele darse al mismo, arrojándola después al inodoro.
Y aquí empiezan sus problemas. Eva ha desaparecido, pero él no puede demostrar que está con los Pringsheim. Cuando la policía empieza a investigar, lógicamente sospechan que la ha asesinado. Una hipótesis que todas las pruebas circunstanciales parecen fundamentar. El inspector Flint comienza el interrogatorio del sospechoso, pero el pobrecillo no sabe que nuestro hombre, después de diez años entre sus alumnos de Formación Profesional, es mucho más duro de pelar de lo que parece.
Bueno, ya está usted al tanto de la trama. Un buen narrador puede sacarle mucho jugo. Sharpe lo hace, con la gracia de que usted siempre está al tanto de todo lo que pasa. En cambio, los personajes están a oscuras...
En mi modesta opinión, y en las de las muchas personas que lo han comprado, supongo, Sharpe ha dado al mundo ese gran don que es un libro verdaderamente cómico. No es recomendable leerlo en lugares públicos, porque nos hemos vuelto tan raros que ver reír a la gente llama la atención. Y no podrá usted contener las carcajadas, se lo garantizo...
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